viernes, 30 de abril de 2010

13 II 07


Mi pequeña inocencia, mi dulce niña. Cuando me dediqué a mirar en tus ojos y solo vi calamidad, lo di todo, quise hacer que pudieras ser feliz, no sé de cuanto te habrá servido mi ayuda, pero cuando te vi reaccionar y sonreír, descubrí que yo era realmente el que estaba atrapado.

Estaba distraído y solo entonces me di cuenta de que ya no tenia mas opciones, estaba ahí, solo y no había mas que hacer, no sabia valerme sin que alguien estuviera para darle apoyo, era un inútil, un ocioso, y cuando mire a mi alrededor vi que solo quedaron restos, no tenía nadie a quien amar.

Mi linda niña, solo quedo tu imagen, tu huella, tu aroma, y tu voz. Se mantenía vivo mi corazón mientras latía lentamente.

Caí en la desesperación, en un abismo de luz, quede ciego y perdí del tiempo la noción.

Resignado empecé a pensar en que era lo que no aproveche, cuales fueron las oportunidades que tuve. No me quede con nada, solo trozos desparramados de ilusión, solo fragmentos de dolor incrustados en mi caparazón.

Mi pequeña inocencia, mi dulce amor. Me gustaría hallarte de nuevo, me gustaría indagar en tu corazón, quisiera saborear tu abrazo y sentir tu voz. Que resbalara el tiempo, a nuestro alrededor, quedarnos quietos y no ver nada mas que nuestros reflejos en los ojos del otro. Que se volviera a detener todo, que volviera a sonreír, que sintiera ya no estar solo y no tener necesidad de volver a mentir.

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