Prácticamente, una semana de necesidad, tiempo de pensamiento, recluido en mi soledad.
Necesariamente cuatro días finales de aprendizaje; te he visto pasar y te he esquivado, furia ha corrido por mi ser deformando aquel obstáculo con un ruido sordo que rompe los huesos. Lagrimas secas quieren tocar mi piel, pero mis ojos no las dejan salir. A cambio de eso he sentido el toque de esos fríos aguijones que atraviesan mi corazón. He extrañado el tibio roce de tu piel, aunque sea en un saludo sin cariño, un abrazo de traición. He desechado las ideas, los conflictos, mis esperanzas, ahora verdaderamente me hace falta el aroma de mis queridas musas, se han ido de mi ser.
¿Dónde estas mi querida consejera, mi confidente?
¿Dónde quedo mi corazón, mi sonrisa, mi inocencia?
¿Dónde estoy perdido? Ya no recuerdo en que momento me separe de mí,¿Cuándo fue que perdí la pasión por continuar? ¿Cuándo abandone mi búsqueda, cuando deje de intentar encontrar?
Vi lágrimas, un rincón oscuro donde se ve un rostro iluminado mojado por el ruido de la discusión vivida, un viaje silencioso a un lugar desconocido, el encuentro de un espacio destinado para mí, para nosotros. Tragare un poco de ardor derretido y buscaré tu sonrisa en los rostros ajenos, en la naturaleza nocturna observare tu olor y hallaré tu rostro en mi pena.
¿Placer fuera de la ciudad? Mirar la playa oscura y ebria por la noche, las luces de los barcos iluminando el agua, me ayudan a tranquilizar mi alma, el frío salado envuelve mi piel y me paraliza. Revuelta de sentimientos, en el cielo observo un par de estrellas en medio de la fría oscuridad, y en ellas se refleja la fría mirada que me obsequiaste al partir, la tengo, la guardo en mi corazón, me ayuda a recordar lo poco que valgo.
Quizás tengas razón, quizás soy un estupido, una basura, quizás realmente no sirvo para nada, quizás me he engañado a mi mismo persiguiendo una vida inexistente, una felicidad imaginaría…
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