Ayer, mientras la luna quemaba mi rostro,
intentaba apagar su calor con mis lagrimas.
Mientras en la oscuridad, se escuchaban sollozos,
mi corazón no podía estar menos dichoso.
Mientras buscaba algo que opacara mi dolor,
en mí hallé un horrible sopor.
Algo que no me dejaba dormir,
lagrimas en mi ropa y en mis ojos morir.
Al caer aun así, tu en mi mente no te alejabas de mí. No podía querer más, no
hay mejor manera que dormirse así… pensando en ti.
Y al salir hoy de casa, la luna aun estaba despierta, se estaba ocultando del
sol, se encontraba en el otro extremo, escapándose del día.
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