lunes, 4 de agosto de 2014

10 Agosto MMVII

...el muchacho despertó y me descubrió con unos ojos hinchados como canicas. Al

instante mis manos abrazaron su cuello y mis dedos acariciaron con furia su cálida piel...

él no me decía nada, pero sus facciones hacían notar un temor de penumbra, como si yo

fuera un fantasma...

...su rostro se puso rojo y empezó a hincharse, podía sentir sus lentas palpitaciones en

mis palmas. De pronto reaccionó y lanzó un manotazo que me aturdió un momento...

...me alejè corriendo...

...al terminar la llamada de mi celular el muchacho ya se había esfumado y volví a mi

trabajo sin saber si lo encontraría de nuevo... y con un fuerte dolor alrededor de mi

amoratado cuello...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario