martes, 1 de abril de 2014

Respuesta a la carta jamás recibida....

Nunca dejé de luchar o sentir este amor agonizante, nunca deje de quemarme en tu cintura, o de encenderme con tu voz.

Fueron otras cosas, fueron tus arranques de ira, las palabras afiladas e hirientes y más de una muerte renacida.   Fue el maltrato el que me hizo tomar esa última decision, te dejé partir, a pesar del amor y el deseo, a pesar de que confiaba en superar las dificultades y poder ser felices en la meta, pensaba que cruzaríamos juntos un largo camino... sin embargo,  ya no podía más, como alguien que ama puede ser tan maligno, pelear por cualquier motivo que podía solucionarse de otra forma, cerrarse a las nuevas ideas, dejar de tener ganas de oír un poema de amor,   como se expresa el arte sino lo dejas, como se expresa el amor sino lo quieres sentir, yo estaba débil, te necesitaba a ti, y una vez más, sentía la relación en mis manos, una vez más, debía hacer algo.... sin embargo, estaba marchito...  sin vida... sólo manteniendome por este condenado y pálido amor, por el deseo de un futuro mejor, estaba vivo por fe en ti, en nosotros,  pero hace mucho que la relación no era un nosotros,  y yo me rendí, quería de verdad que vivieras otra experiencia y soportarlo con tal de que volvieras a mí,  y sin embargo, la libertad es un fuerte adversario,  no valía la pena mantenerte  mí lado para que no tuvieses ganas de nada... fue algo irónico,  cuando terminaste aceptaste todas las propuestas que yo ya te había hecho, pero que habías rechazado....  en fin, esto es un desahogo...  es una verdad dicha a los cercanos, a los hermanos, llorada a los amigos, olvidada por los antagonistas de mi vida....

Como todas mis amadas, tienes un espacio en mis pensamientos, en mi vida, en mi autocomplaciencia, en mi lista de logros, en mi camino...  y cada una me ha visto crecer en distintos aspectos. Tal vez eres tú la que más perdiste, porque no dejaste que te entregará todo... Ya crecerás en la vida, espero feliz,  y yo, mientras sanan las heridas, seguiré rondando la vida, buscando pistas de una salida menos frustrante que el amor, o tal vez, tratando de buscar esa palabra que lo supera todo....

No te odio, nunca podré,  pero tampoco olvido tus palabras, ninguna llaga se aleja de mi piel,  tu la quemaste toda...

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