Acordándome de una de las chicas mas exquisitas que he conocido,
encendía todos mis motores, me dejaba atónito con su sensualidad y lujuria,
y sin embargo fui o muy caballero o muy gil para no llegar al final,
de todas maneras se agradece su presencia en mi vida, al no haber dado todo con ella,
al no arriesgarme o ser algo más celoso, no pasar por sobre lo prohibido,
aprendí a aprovechar más, aunque nunca he encontrando alguien tan deliciosa como ella.
La manera en que se movía, como se empapaba de placer, como susurraba en silencio,
me contaba sus sueños y fantasías, me hacía conocer la magia,
jugábamos cartas bajo el bajo-techo de una carpa para cuatro
e incluso aquello era especial a su lado,
caía el agua sobre su piel desnuda, como la lluvia chilota que mojaba su cabello.
Sus ojos pecosos me llenaban de dicha, recuerdo mis manos tocando sus caderas,
los besos deliciosos de una noche de insomnio,
una danza de amigos, un fuego de amantes, noches de cocina y sofá,
extraño sus gestos de niña encantadores,
sus voces tiernas, sus cantos, sus danzas,
era toda la fantasía de un hombre como yo...
pero era demasiado inexperto, demasiado nuevo... y por eso no supe cuidarte...
Aunque las cosas pasan por algo, eres una belleza de la vida, una mujer que nunca olvidaré.
Con la que guardo recuerdos e historias, y todas esas cartas de amor en un baúl secreto,
los signos que teníamos, las historias, los sueños, las noches escabulléndonos para estar juntos,
la desesperación por tenerte entre mis brazos fogosos, la dicha, la lucha y la perdida,
y finalmente la certeza de amarte y tenerte en mi vida como amiga.
Eres el equivalente a un "príncipe azul" para mí.
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