lunes, 4 de mayo de 2015

La clienta

Te vi desde lejos,  desde mi lugar en la ropa oscura y el uniforme de servidor, me acercaba con la excusa de asear el alrededor, escuchaba cerrando los ojos el palpitar de tu voz, miraba de reojo tu rostro risueño y esa sonrisa encantadora, me enamoré al instante de tu amabilidad y tu piel.  Me faltó percibir el color de tu aroma y me dejabas hundirme sin fin en la locura...  y así  nuevamente me enamoraba como cada día,  de tus detalles al aire que nadie nota,  de tus secretos que nadie conoce, de tu boca que nadie controla. Te fuiste,  y sentí en tu adiós la promesa de volver.

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