Lamento el asunto y la certeza de sentir tu piel lejos.
Lamento no tener la firmeza para mantener mi espalda
erguida tras el peso de la incertidumbre.
Lamento extrañar tu aliento confundido entre los susurros de los aliados.
Lamento no conservar intacto el poder para detener el tiempo en un beso,
para asesinar el murmullo del estruendoso alrededor.
Viendo aún tus traviesos juegos entre los cintos de Orion y los soles ajenos.
Lamento tu pesar que ya no me pertenece, ni tu cuerpo, ni tu pensar ni amar.
Lamento con franqueza , no poder ayudar.
Lamento además, el frío de tu mirar. La voz suave de ayer extraviada con los
objetos urtados por los traviesos duendes.
Lamento tu confusión y pena almacenada en la blindada de tu pecho.
Lamento que el tiempo no borre las huellas de los grandes amores.
Lamento no poder dibujar un lienzo con los trazos del viento.
Lamento el fuego muerto, la tierra quieta y los mares sedientos;
de sudor de amantes dispuestos...
Lamento que no hayas separado bien los momentos...
Y sin embargo, de ti. No me arrepiento...
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