Que deliciosa perfecciòn, sentada al pòrtico de mi "casa".
El viento juega travieso con el fuego, se mezclan en una danza frenètica y sensual,
casi haciendo el amor.
A ratos uno es màs fuerte que el otro, pero siguen ahì, ardiendo y jadeando al ritmo de las pulsaciones eternas del sub-suelo, sumergidos en una constante energìa, en un eterno delirio...
Casi se vislumbran unas caderas danzando a la par con las manos que tocan deseosas de seguir con el inmenso placer y locura que nos envuelve.
Los tambores siguen tocando, una voz de mujer se aleja entre los murmullos de Santiago y una estudiante perezosa se relaja disfrutando con cada respiraciòn...
El viento juega travieso con el fuego, se mezclan en una danza frenètica y sensual,
casi haciendo el amor.
A ratos uno es màs fuerte que el otro, pero siguen ahì, ardiendo y jadeando al ritmo de las pulsaciones eternas del sub-suelo, sumergidos en una constante energìa, en un eterno delirio...
Casi se vislumbran unas caderas danzando a la par con las manos que tocan deseosas de seguir con el inmenso placer y locura que nos envuelve.
Los tambores siguen tocando, una voz de mujer se aleja entre los murmullos de Santiago y una estudiante perezosa se relaja disfrutando con cada respiraciòn...
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