Monté en mi bici a eso de las 715 horas, fui a hacer tramites, me caí, limpié heridas y saboreé sangre, hice filas y firmé documentos, perseguí a la par el paso del viento, y el tiempo avanzaba lento.
La música de la ciudad fue disuelta entre sonidos de bosques y puertos, de mares y ríos, cascadas, fieras, rugidos trinares, las piernas ardían y la boca se secaba mientras esperaba que la ruta acabara... y llegado su momento me sentí pleno, se me fue lo violento y lo molesto y quedo tan sólo lo bueno
No hay comentarios.:
Publicar un comentario